“El movimiento es relativo. El viaje es relativo. Lo fundamental del viaje no es el cambio de sitio, sino el cambio de conciencia. ”

 

La aventura del viaje siempre ha sido un valioso resorte a la hora de conjurar los males asociados a la vida estructurada de cualquier sociedad. Ahora bien, entre el viaje como mera distracción temporal y el viaje como transformacion personal media todo un abismo. Un abismo, que solo puede salvar la Catarsis.

Hablamos de Catarsis en el sentido de una purificación, una purga de elementos nocivos para un organismo. También de una transformación integral de nuestro ser que nos libera de las ataduras y restricciones que toda sociedad impone. La catarsis lleva consigo la oportunidad de volver a poner nuestra existencia a la entera disposición de un nuevo ensayo de la Vida.

El verdadero viaje rompe con la inercia de las rutinas que se ciernen sobre nosotros. Cuando se quiebran estos circulos viciosos, tenemos acceso a preciados momentos de contemplación pura. La Vida entonces se desvela como una hermosa dama que nos colma de regalos. Son estos momentos repentinos los que nos abren las puertas de la evolución personal, en los cuales tenemos acceso a un poder especial e incluso, a pequeñas revelaciones.

Cesa entonces toda pretensión de la mente de querer imponerse a la realidad que el momento nos muestra y fluimos ...